jueves, 29 de agosto de 2013

Abandono



La casa me abandona
yo no tuve el valor de hacerlo por ella.
Me persigue la sombra de sus sillas
el alegato después de una noche de insomnio
no podría partir así
partirme
como se parte la luz al cerrar una puerta.
Debo en mi licor de la palabra
permanecer desentendido
ese no asumir mi estancia
adonde tantas veces sude tu ausencia.

La casa cuenta sin mí
como dando golpes con su viento
entre su techado
entre el cerrojo
frontera de las decepciones.
Mas no hay nadie
ni paredes adonde poner cuadros
que relaten mi sensibilidad
mi ojo herido
la vanidad de la permanencia
el tic tac del corazón.
Presumo en mi humanidad
el delito de abandonarme
de saberme rozado de balas
de describirme desnudo
al pie de cualquier salón donde soy ajeno
ajeno sin tierra para el deceso
sin la tenaz hoja de tu verano.

Abandono el árbol
que no plante
en ningún cuerpo
suficiente es ir por la vida
tan lleno de culpas
sabiéndome
apátrida
casi sin mí
casi sin nada.
Me sobra una excusa
que no podrá encontrar una casa
para poder contarse
como yo quisiera.
La casa me ha abandonado
justa razón tiene.



Wilfredo Arriola

De Insomnio: Las horas que marcaron un final

lunes, 19 de agosto de 2013

Sos un a veces...


Sos un a veces
un quizás
un tal vez
no por duda
sino por seguridad
que termina siendo 
la única forma de no salir dañada
de las guerras que empiezan con besos
y al final con labios cerrados.

Duele:
Uno como si nada
Pero dentro:
se quiebran los cristales
se tiran las almohadas
se deshacen los poemas
se rompen las sabanas
los muebles se tiran
se atenta contra las paredes
te descompensas en el suelo.
Y la muerte pasa a ser una necesidad
más que un dolor.
Saberlo
es poner en vergüenza el mismo infierno.
Más afuera no pasa absolutamente nada
ella
estaba triste.
 

Wilfredo Arriola