sábado, 21 de noviembre de 2009

Carta desde mi habitación


Hoy es 17 de noviembre y parece ser que el desgano se aloja en mi sangre, tengo algunos recuerdos que desde que te fuiste duermen en mi almohada, tus pasos mojados siguen marcados en el piso, y yo: si me vieras a mí, que dijeras… te puedo contar que mis ojeras crecen de poco en poco, mi nuca no soporta el desvelo acumulado, mis ojos simulan ver tu rostro empañoso en el suelo y no quiero seguir acarreando lastima. Que te escribo no sé porque, déjame hacerlo, así podre expulsar unas ideas que ya pesan en mi mente, quiero también decir que estas letras están fermentadas desde hace mucho y no sé qué gusto le sentirás ahora con esta lejanía. Debo preocuparme también de la idea a fin que estoy tomando, escribo mucho, sigo sin saber con que objetivo, si ya no estás, si no vendrás. El dolor se alquiló en mi sofá, pero ahora que no estás toca la sinfonía del silencio. No queda un solo lápiz, una sola hoja que titule tu nombre, tu regalo de aniversario esta por ahí, por algún lado donde dejo las cosas que después necesito y no se encontrar… Los libros suenan un poco diferente, porque el eco pone en bocinas tu voz, y yo…y yo...no sé que decir. Después de todo siempre canto la misma canción aunque sin ti, aunque yo contigo, y tú, tú a solas… La escoba permanece ahí, se rehúsa a barrer, sigue esperando tus pasos, tus discos se acompañan de polvo y encubren tus gustos estrafalarios, Sabina siempre canta por las noches por si sueles recordar, a las mañanas le falta frio y una que otra mueca con ganas de dormir…Pero sigo solo, aún cuando estabas, aún cuando te ibas y regresabas con historias de ajenos que se hacían íntimos en mi odiar, no los culpo, ni a ti… Es cosa mía, llamarte por tu nombre, contestarte sin compasión, necesitarte todo el tiempo, es cosa mía, y solo mía, lo que siento por ti, no te preocupes a eso invito yo…
Quizás sigas fumando, aunque nunca lo aceptaste, quizás sigo tomando, no lo pude evitar, yo corría tras la fuga y nunca lo logre, tú lo sabes , aunque no lo quieras saber, pero este oficio de vivir a solas quema, pienso que algún día te enamoraras, que venderás alegrías, y que usurparas al destino con una sonrisa, esa que de hace tiempo me obligaste a no ver. Yo desde acá te deseo, mis más gratas sonrisas, bendiciones, triunfos, y unos dos fracasos de anticipación. Aquella noche de despedida sigue temblando en mi mente, hay escombros, llantos y ruinas, sobre ellas he edificado un par de atajos en otros cuerpos, perdón por la sinceridad, perdón por la tristeza…
Usted, si es posible llamarle así, sigue adonde merece estar, por lo tanto, no se preocupe en contestar, mi alma lánguida sobreentendida esta, de este naufragio que se llama soledad.
P.D. Podes hacer con esto lo que se te venga en gana, destruilo, enmárcalo, regálalo, quémalo…es más tuyo que mío.
Wilfredo, el mismo de siempre, el mismo de nunca…


San Salvador 17 de Noviembre 2008