viernes, 30 de octubre de 2015
martes, 8 de septiembre de 2015
Lectura poética • Alba de Primavera Salvadoreña
Próxima lectura de Wilfredo Arriola en La Asociación Cultural Islámica Shiita de El Salvador .
Wilfredo Arriola estará junto a los poetas: Kenia Patricia López, Josué Andrés Moz, ErickTomasino y con Héctor Dennis López.
El evento será a partir de las 5:30 P.M.
Invitados/as .
Muestra de los demás poetas participantes en el evento Alba de Primavera a realizarse los viernes del mes de septiembre de 2015
Jorge López
Alberto López Serrano
Francisca Alfaro
Silvia Renderos
Edwin Gil
Kenia Patricia López
Wilfredo Arriola
Josué Andrés Moz
Erick Tomasino
Héctor Dennis López
Carlos Godoy
Alberto Girón
Geldyn López
Mauricio Vallejo Márquez
Oliver Morales
Misael Arias
Wally Romero
Rebeca Henriquez
Flor Serrano
Roxana Artero
Etiquetas:
Literatura de El Salvador desde mi óptica.
viernes, 4 de septiembre de 2015
Destino
Es
necesario el dolor de las cosas perdidas.
Para
ir perdiendo menos en nombre de la sabiduría
Para
tener que contar en las
sillas vacías de la vejez.
Wilfredo Arriola
jueves, 20 de agosto de 2015
domingo, 5 de julio de 2015
Carta a la intemperie de una dudosa soledad
Se han clareado todos tus síntomas no hay más remedio que
defender. De ser mi ósmosis has pasado a ser la más inusual forma de mis
recuerdos. No logro comprender el puente malintencionado de lo padecido,
en mi rincón el mundo ha venido
sucediendo; desprotegido de la añoranza y una tenebrosa mancha como la de un
gato negro moviéndose por los andariveles de la casa que con fino tesón me
advierte del mundo. Hay puñales que sangran dos veces una herida, me refiero al
hecho de saber sentirlo y en paralelo saber penarlo, serán esas las mías. Las
tuyas no lo sé. No puedo culparte de ti, tampoco te deseo el mal, suficiente
tienes con ser vos. Lo grave es moverse sin ser, sin comprender los abismos que
existen entre la concordia de la ética y con los niveles de humanidad que bien
comprendo hoy, no has tenido.
Las indiferencias dan pie a lo que uno no sabe manejar, a
lo temido. Esta soledad que quebranta cualquier pasado es una flecha que antes
servía para defenderse hoy sirve para dañar. Agregare sin afán de golpe que la
elegancia que ahora me concierne hace que no reiteré en numerosas desatenciones
para desacreditarte. No es mi forma de ser y tampoco caería en la bajeza de
pedirte explicaciones de lo sucedido. El pasado es tan efímero como la victoria
y la derrota, pero hay mujeres que se quedan vestida en forma de tiempo, y en
sonrisas inestimables ya. Nunca pensé decirlo, mira lo que hacen las
develaciones; poner el sucio marrón en las flores de felicidad.
El destierro del presente es una carga sólo para quien de
los dos admita conciencia. De mi parte tengo la mía que con afán me sigue
dañando, vuelvo a la desatinada frase que uno tiene la edad de la mujer a la
que abraza. No quiero volver a pensar que en tu compañía fui alguien que ni
siquiera contabilizo tener vida, alguien que no supo nacer en tu compañía. De
las traiciones hablan los silencios y de las glorias cantan las sonrisas. Todo
el devenir que se aplomara en los pilares de las ciudades que nos aguardan
sabrán perdonarnos mejor a ambos, a cada quien por el tajo que nos compete, yo
por no saber perdonar y tú por creerte dueña de la última verdad y sé también
que todo puede ser y viceversa. Quien escribe soy yo, y eso ya denota cierto
sectarismo en aras de lo mío que no pienso debatir, entenderé que, podrá usted
en el legítimo caso defenderse de lo antes escrito o simplemente callar como
siempre lo ha hecho, creería pensar que será por no querer debatir a pensar que
sería porque no tiene brazos para extender la sombrilla de la lluvia que le
arrecia.
Es muy duro saberse perdido en la memoria de los mástiles sin
bandera, es duro darle fuego al cigarrillo de las cosas que no se
pueden resolver. He querido dejar al descubierto que no me cometo a quedarme
así desprotegido de escudos y con la banda impulcra de las cosas que no quiero
aprender a penar. Que me ha tocado tu dicha indiferencia y que si bien es
cierto es irrevocable, poco hace uno con poner evidencia los tantos detalles
que te afloran en la vasija de la vergüenza ni yo quiero contarlo ni tampoco me
compete. Error es el mío en hacer personal lo que solo pesa del lado ofendido.
La última soledad fue ayer, no quise indagar en lo inhumano,
pero ya vez, lo supe, y eso me ha bastado. Qué triste es quitarle el telón a lo
bello para que se desproteja lo llano de quien uno realmente es. Sé reconocer
culpas por comentarios, sé que es una forma sutil de pedir perdón. La parte que
alguien nos negó en su momento es la parte que más nos representa, ato los
cabos de lo ocurrido y el resultado vale para la misma escena solitaria de las
noches. La felicidad entrara de acuerdo al tamaño del vacío que le antecede, lo
veremos por ambos lados, no dudo de esta consiga. Al final el pasado no se
pierde se dobla como ropa y se carga.
Lo eterno es una mentira de la
ignorancia lo sé, ahora desde mi trinchera, ahora con las pistas que has dejado
entrever. Nos queda algo más aunque sólo tengamos ojos para ignorar el futuro.
Wilfredo Arriola.
domingo, 28 de junio de 2015
Presagio
Vivías
pensando que el sinónimo de Dios era el destino.
Que
la guerra no la ganaba la cobardía
que
la mitad del día siempre eran las seis de la tarde
y
aprendiste a llorar
cuando
te marchabas sin moverte de tu lugar.
Todo
lo sabias
incluso,
el pasado no lo mezclabas con la soledad
porque
era una sería traición para el presente.
Quisiste
más a los que te dejaban sola
que
a los villanos que se llevan una parte de ti
aunque
fuera tu odio.
Yo
no sabía que decirte
no
conocía otro desierto en ti más grande que tu sonrisa.
Secreto
conocido sólo por tus pasados…
creías
que la lluvia era el tango de los ángeles
que
el dolor era la lástima que se tiene a uno mismo
que
toda permanencia en un lugar hostil se vuelve suicida.
Pero
te llevas tanto
que
el espacio que dejas
pasa
a ser más deshabitado
que
una cama donde se ha hecho el amor.
Te
recuerdo sin anexos
porque
fuiste la tinta para escribir
mi
historia en las páginas de tu piel.
No
sé volver sin el cristal de tus pupilas
sin
la rosa que crecía en tus manos
cuando
la agitabas en el adiós…
Eras
las comillas de mi felicidad
la
armónica que se despega del bis de las tardes.
Hoy
dispongo de tus rarezas en mi mirada,
todo
me parece trivial, sucinto, tuyo.
Creciste
en mi apego y a todo adonde no estás lo llamo baldío.
Las
fechas sabrán olvidarnos más rápido que nosotros a ellas
los
pasados sin destino siempre traicionan más
así
como la verdad cambia de dueño en cada poema.
Wilfredo Arriola
Antología Invisibles 2013
lunes, 20 de abril de 2015
Memorias del Hielo
I
Esto
es así, si no lo conservas se derrite.
No
lo sabía
el descaro es un silencio con ojos rasgados.
Lo
que parte esta vez es el alivio de la revelación.
Digo:
¡basta! Y
la acaricio y en su paralelo me golpeo.
He
salvado a mucha gente de su soledad y eso es bueno.
Reitero.
He
tratado de encontrar su moral y no he podido.
La
suma de sus necesidades no se han sobrepoblado aún.
Y
eso era el remedio de mi cercanía.
Me
quiso para desaprender de los demás.
Para
rezar su credo malintencionado
para
desarmarse en la intensidad que le daba el vacío.
Y
ahí estuve yo para
hacer del siniestro
el humo que deja un fuego olvidado
humo
y no ardor.
Las
manchas no siempre dan el testimonio de lo derramado.
los
años enseñan a aprender lo que es una alabanza
y
lo contrario de una herida.
Esto
es así
de pronto uno deja de ser el escotillón.
Eso,
como la consigna de lo perdido.
Ruido
pero no certeza.
II
Es
todo por hoy, pero termino desde hace mucho tiempo ya.
Ese
caudal que de pronto dejo de ser verdad.
No
es ese el caso,
detrás
de la distinción reposa la armadura de las cosas inútiles.
Vuelvo
a la negación
me
esgrime.
Quisiera
ser el entonces que no se fraguo más.
Buscar
en el torrente los números impares
los
engranes que no se sujetaron a aquel relieve.
Confundido
en
una estación donde nunca paso el tranvía.
Es
todo por hoy.
Quiero
decirlo todos los días.
Que
la noche me confiese.
III
Apunto
esto.
Quienes
renuncian a la historia generalmente
no
tienen nada que ver con ella.
Todo
lo soez se acumula a la hora del desastre.
No
quiero rendir cuentas cuando tengo por manos
fuego
cargado, balas en el tejido de mis manos.
Hojas
lerdas jugando a perderse.
La
noche también es un lago, lo presiento así.
Y
tampoco diré más.
Un
lago y nada más, si tú quieres
ponle
de imágenes, lo arado de nuestras tempestades.
Si
no oso en ocupar el nosotros como algo propio.
Retirar
las tropas, a eso debería de apostar.
La
tenacidad bajo la lupa no se sabe si es a costa
de
lo real o del desvarío.
Lo
mío es el blasón arañado, lo personal que ya es impersonal.
Me
dejas algo a pesar de lo perdido.
Me
sabré cuidar de las conspiraciones,
las
mías -por supuesto-, a tono de mi falsa soledad.
IV
Damnificado.
Eso
soy cuando te veas.
En
muletas y mis pasos asisten a la solvencia del daño.
El
recuerdo y los alfileres -vaya cotejo-
La
inocencia sin esmalte moldeó lo que creí certero.
Recurriré
a tu verdadero tono
al
cemento que no pisaremos en una plaza cualquiera
esa
composición será el cuerpo de lo perdido,
lo
agudo será la saña.
V
Miraré
por ti las huellas que no dejaras.
Seré
ese modelo, la fina estampa.
La
sangre en calidad de abandono de las estatuas.
No
lo celebres por favor.
No
al hecho de bombo y platillo
sino
a la pura indiferencia
lozana
y puta indiferencia.
La
genética intuición del hombre
siempre
antecede que el sosiego
es
la inclinada manifestación digna del heroísmo.
Entiende
mis lagunas.
Sé
prudente
- sopla la vela de tu moral por última vez-
Me
arreglare Yo con el abuso del pronombre.
Es
lo último y sirve también para decir lo primero.
Este
es mi templo, la urbana tentación de todas mis vanidades
como
esto atiende a ser una más
de
la exquisitez de desbastar las ramas
que
sobre pueblan mi figura.
La
indefinición prende eso,
mucho
verano quema la estancia
mucho
invierno infiltra un peso que ya no he sabido cargar.
Esencial
debería de ser la palabra.
VI
El ridículo humaniza.
Lo tajante
Lo taxativo
Lo inexorable
Lo irreprochable
Lo inhumano
Lo inapelable
Lo inconexo
Lo inclasificable
Lo intravenoso
Lo perecedero.
Eso tiene que ver con nosotros
eso es lo imprescindible
el silencio entre nosotros carcomiendo una razón.
El ridículo de aquella historia
eso, todas aquellas cosas
nos humanizan.
Wilfredo Arriola
martes, 17 de marzo de 2015
Poema a la nada
Quien no canta celebra la muerte.
La esgrime, le pone el listón cadavérico,
la ilusoria sensación de la victoria tras el telón fallido de la sonrisa.
Todo descansa en el pulso agotado de las mañanas
donde se mastican los verbos afilados
con la hoja del falso verano, que ha pasado ha ser mentira ya.
A la nada, a tu implosión, a mi letra de agua.
Al deseo fumigado después del último café.
La añoranza ha dejado de apostar por mi.
Mi materia no es el mástil donde se posaban
las miradas de unos ojos fugitivos.
Me faltas, como el viento a la bandera.
Soy su sombra sin alas, su desastre con alevosía.
-lo súbito nunca miente.-
Quien no canta, atiza a la muerte.
Porque siempre es leproso el beso de las despedidas
La justicia tiene el aplomo de no confundir
razones con caprichos.
No es victoria sino mi última protesta
aunque nombrar el final es insinuarse, gastarse en la lastima.
Olvida la nada que te dejo
pon en el espacio, lo concurrido de nuestras asimias.
La nada
que no nos acepta ni en el recuerdo.
Aunque todo esto ya no necesitemos saberlo.
Ya no.
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