No hay oídos para mis labios
mi casa es un barco que navega en la mar
entre las estelas, mi lamento
olas como versos maquillando el amanecer
me sustenta el dulce esplendor
de las sales, que no son sales
si no cadáveres de lagrimas destruidas
en el estanque del dolor
Wilfredo Arriola del poemario Poemas Contingentes y Otros Mares