Mientras muerdo la utopía de tus labios
enciendo la llama de la noche
en ella duerme mi más osada necedad
de buscarte en la última página de un libro, aún sin leer.
Basta es esta enfermedad, es un dolor de letras
es pedir permiso a quien no es dueña.
Es borrarme de cada esperanza, es velar vivos con
presencia.
Mírame aunque sea de espaldas...
Esto de declararte mi sentir
no abona más que pena, más que números impares
en tu simetría del amor.
Eso no es la muerte,
lo sé, pero cuanto se parece.
Colmada tengo la paciencia, como la espuma de un ebrio mar
como un bastón gastado de pisotear, esa tu calle de
hojarascas.
Cansado de ser centinela en tu camino, sin ganas de querer
llegar
sin saber que estarás tú enferma de frío
Eso no
es la muerte, lo sé, pero cuanto se le parece.
Ahora veo los taxis cargados de prisa hacia ningún lugar
Me siento desigual inventándote, hasta en lo innombrable
he muerto en un mar de sequía
cada ola es un golpe, una hemorragia
pegándole a la insensible necesidad de gastarme el resto
de mis palabras en tu cuerpo.
Yo conté en su boca, todos mis silencios.
Ella, me contó su verdad.
para ganarte, me he perdido, me he vendido.
He sido otro, entre todos, nadie en tu vida -sólo en la
mía-
Sé que
no es la muerte, lo sé, pero como se le parece.
Si mientras digo y digo crece tu sordera
incompatible a mi voz
Yo… Es mustio nombrarme
me escribo, me repito, me leo.
Me pronuncio en un abecedario a medias
incompleto de emociones desvalijadas
de tiempos inconexos a tu tiempo.
Es así, como una solemne carta derramada de tinta rompe
nuestra historia
¿De qué sirve estar en un verano con tanto invierno?
¿De qué sirve desojar un árbol al fin del otoño?
¿Llamarte luz y buscarte con linternas?
¿De qué sirve, desojar un árbol
al fin del otoño?
Llamarte luz y buscarte con linternas.
En esta vida sólo
existen quienes apuestan poco por lo seguro.
Quienes olvida el olor de la traición...
Sé que
no es la muerte, lo sé, pero como se le parece…
Wilfredo Arriola
verano 2010