lunes, 2 de julio de 2012

Etapas


Hay etapas de transición de la palabra en que todo sucede, nos vemos favorecidos por las musas, el entorno es una página en blanco, para llenarla de la mirada más sincera. Sucede, sucede… con la nostalgia al lado de lo que escribo, me parece que estoy en una etapa de descontrol humano, adonde no me encuentro, adonde quizás he dejado a un lado el lado de poeta, escritor o soñador de palabras. Acudo a esto como quien entra descalzo, porque para entrar a la poesía es de entrar descalzo y con la reverencia del caso, bien lo dijo Lars cuando hacia énfasis del espacio de la poesía. Lo cierto es que tengo una cabeza extranjera y unas cuantas palabras que están en toque de queda, no se dejan escribir ni mencionar, no tengo la luz que emerge de vez en cuando en momentos críticos que solo existen la inspiración, el deseo y la tristeza para poner lo concurrido. Tengo más de dos meses de no asistir a la casa de la poesía, de no arribar sus caminos, de no sentarme en su acera, de no verle de cerca y verles sus ojos color tiempo. Tengo mucho de no llenarme de otras gentes, como dije por ahí, haciendo eco de una página    –La gente me vacía–


Ahora con la serenidad del asunto, me veo en una escala poco convencional y atraco todos mis momentos que solo con el tiempo pasan a hacer bellos, aquella tristeza que me embarcaba y me daba la tinta de la mente para decir lo que estaba pasando en ese momento. Ahora es lo que hay, un cubo de basura vacío, porque ni siquiera tengo algunos bocetos con dignidad, y lo peor y diligente del caso es que no soy feliz para engañarme con el atroz momento de la felicidad, que es la burda imitación de la paz que es lo que deberíamos de pedir o  buscar siempre. No lo es señores, tampoco me he arrimado a una situación de falta de tiempo, si no es más bien una discordia con la nada que me está dejando mucho, la casa siempre es la misma, las mujeres dejaron de importar y solo hay unas que son perfectas en su manera de ser. Intervengo acá que es mi lugar de escritura virtual para disculparme con los que se dan cita, a querer usar la empatía con lo mío. Digo lo último con la serenidad del momento en que espero volver, con cualquier momento despistado que se deje pescar por mi poca inspiración.


Concluyo esto de la manera más puntual. Con la certeza de volver por sus lados. Espero me lean pronto.
Mis más gratas sonrisas
Wilfredo Arriola.
  

(sin foto)