La luz no
respeta el sosiego de las causas perdidas.
Y me parece
grave, como respirar.
Avanzas con
el alfiler mediático
con la
puntada que araña mis desestabilidades
con las
mitades que cargas de otros cuerpos
dejando la
mía baldía, baldía hasta de mí.
La árida voz
no se tiñe ya
y esta
membrana deja ver lo que hay del otro lado;
la diana
vacía sin ninguna oquedad.
Vacío tal
como el camino a casa de madrugada.
Tengo que
insistir
ahora en lo acrílico
de las tardes.
en lo postizo
de las sonrisas
en la foto
explicita de la impostura.
en el labio
tendido que oculta la dentadura que antes me mencionó.
A sorbos se
desliza la vida
la irrecuperable
vida.
Conocer los límites
también nos estrena una parte desconocida
del que soy,
del que seré de hoy adelante.
Lo crucial nos
impide, nos regala la otra parte del mapa
nos devela,
como la luz.
Wilfredo Arriola