martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad y año nuevo


Otro año más de seguir perdonando a los que uno ama, y también de ser perdonado. Otro año a retazos, a luces de bengala y a oscuridad de cuarto. Que se fue, que se ha quedado. Algunos tiempos detenidos que no se quieren borrar, aunque las fotografías siempre mienten, porque detener el tiempo solo es asunto del recuerdo; de ese y nada más. Estamos los que aún podemos sonreír. Habría que hacer algo para no decirles a las personas que queremos que las queremos. Esconderse, morirse o sólo hacerles falta, por ejemplo. Pero esta vez las encrucijadas, los silencios, los largos silencios que los patrocina el orgullo, espero se queden atrás, y sepamos encontrarnos en las palabras de los demás, en sus ojos, en sus manos, esas que alguna vez nos han extendido su palma para decirnos «todo estará bien, aunque ambos sepamos que no será así» (quizás de eso se trate la vida, de equivocarnos para encontrar a alguien que de nuestras derrotas nos saque sonrisas y solo eso nos impulse a seguir.) Quizás de eso se trate los días, de saber encontrar con quienes valga la pena sufrir y vivir, porque para ser feliz nos haría falta dedos de las manos, y para lo contrario, nos sobrarían seis por cada una.

Otro año más que se fue, donde se gritaron goles y se lloraron para adentro, que se abrazó, que se lloró a quienes tuvieron la pésima idea de dejarnos solos e irse para el cielo a sabiendas que desde que no están, le restaron alegría con solo saber qué ya no están. Hoy los recordamos y no están pero le celebramos igual, porque el amor en la distancia te enseña a amar de otra manera, a corazón abierto a recuerdos con sonrisa y a historias que nos enseñan a ser cada día mejores personas. Quizás otro año más de olvidar a quienes ha valido la pena olvidar, ya que «en ocasiones hay que pagar un alto precio por lo que no te ha costado nada.» Y de eso se construye el porvenir, darse cuenta del espacio que dejan quienes no ocuparon ninguno.

Otro año de conocer personas que te encienden el fuego ¿cómo poder ocultar el humo? No se puede, ni a mares; a lo inevitable, hay que saberle besar… Un 2013 que tiene su propio peso y su propio vacío. Somos un compendio de cicatrices aunque a veces esas duelen más que las heridas, aunque a veces esas nos dan una razón más para mostrarle a los que nos halagan siendo nuestros enemigos en salir adelante, y que estamos a pesar de tanto. La vida se gasta en cada año, ojalá este que agoniza, muera de felicidad, de copas llenas y de paz a la hora del recuerdo.


Otro año más y es Navidad y es fiesta, te deseo los mejores verbos: reír, cantar, bailar, correr, besar, saltar, amar, abrazar con candados. Decirles a los que están que no sería igual la vida sin ellos, que su presencia es fiesta, aunque no halla. Y cuando hay, que ellos son la música.
Felices fiestas de Navidad y año nuevo, los abrazos y los besos que hagan falta.

Wilfredo Arriola