Ya no me cabe tanto vacío
el cuerpo desiste de las luces ebrias de la noche.
Agosto juega a tener días que no hablan de mí.
Quién me quiera acompañar
que guarde su silencio en su mirada
que advierta locura
que asista al viento
que se persigne ante la tristeza
que huya de donde nunca ha llegado
que hable de la muerte desde la muerte de su vida.
Quién me quiera acompañar
tengo caminos, puertos, veleros, libros,
mares, ironías, mirada hondas,
sensaciones de frío que aplacan
los veranos rotos.
Tengo, por si me quieres acompañar
la tristeza del sincero
que vale más que la alegría
de cualquier hombre de paso.
Wilfredo Arriola