Aunque su mentira punzante
sea parte de su verdad,
no dejó de destrozarme
el silabario de mi destino,
lo sé
porque estuve en su camino,
plagado de sus rebeldes labios,
esos
inopinadamente muy míos,
-aunque nunca reales-
qué desvarío…
Wilfredo Arriola (falto de fecha)