Es de noche en este poema
lo siento por el traje negro de los
versos,
por la época que se vive dentro de el
basta ver dentro,
para oír los grillos
agavillarse en las ramas del pasado.
Ver tu cuerpo lavando la ropa
en las piedras del
infortunio
deshacerse en el recuerdo.
Es de noche en tus ojos,
perdidos en su
naufragio
Mis
manos ya lo saben todo
tantas lunas apagadas,
tanto calibrar el
temblor
de lo incomprendido
araña el alma.
Señalar a puño cerrado, así te vivo,
como quien malvive una alegría en una
hoguera
los anteojos del tiempo usurpan mi
lozanía
soy agua que se seca entre los labios de
una amante
pidiendo perdón
pidiendo luz
entre tanta oscuridad despavorida.
Miedo…
de conocerte atada a otra mano
de entender esta noche,
como el argumento de lo incomprendido.
Amada, mis manos ya lo saben todo…
Wilfredo Arriola