lunes, 11 de abril de 2011

Miradas


Veo la procesión que llevan tus labios
por la muerte de tantas disculpas.
Es triste, es crónica enfermedad, es vehemencia.
Ver como la verdad se marcha con ropa de fiesta
y me deja los capullos muertos
en el anden de la mentira.

Es una sobria tarde de noviembre
y para que nombrarlo,
vale nombrar: al cielo, al arte,
a la calle apadrinadora de nuestro encuentro
a tu gato color nostalgia...
vale nombrarlo, vale penarlo...

¿Cuánto cabe en un suspiro?
toda una noche...
te dejo la parte más callada de mi silencio.

En toda la yemas de tus dedos
transcurre el tiempo vagabundo
malgastado sin mí presencia
Yemas sin huellas de un bolígrafo
escribiendo ninguna letra de mi nombre.

Wilfredo Arriola