Lo que más pretendía
era disimular las ansías, perderme entre las fotos que nada saben de mí, sumergirme
en las redes sociales. Era así, pasaba desapercibido las horas, miraba una que
otra foto en perfiles ajenos, buscando perfiles falsos que dijeran la verdad,
fotos con ropa de domingo, con fiesta en la piel y en los ojos un poco más que
pasión… en ese ejercicio jugaba a gastarme la mirada, de pronto el Internet dio
su falso paso, mientras ruleteaba las fotos y quedó la foto más sincera; mi
rostro reflejado en la pantalla del ordenador, demacrado con ropa de lunes, el
pelo corto limitado de vida y quizás de rebeldía, ojeras vistiendo mi rostro y poniéndole
luto a la mirada.
La foto no cargo. Ese espejo negro de la espera también
enseña, esa sensación de vacío también llena. Lo sé… era domingo, pero desde hace tanto tiempo que
no termina ya…