lunes, 26 de septiembre de 2011

Sé que no es la muerte



Mientras muerdo la utopía de tus labios
enciendo la llama de la noche
en ella duerme mi más osada necedad
de buscarte en la última página de un libro, aún sin leer.
Basta es esta enfermedad, es un dolor de letras
es pedir permiso a quien no es dueña.

Es borrarme de cada esperanza, es velar vivos con presencia.
Mírame aunque sea de espaldas...
Esto de declararte mi sentir
no abona más que pena, más que números impares
en tu simetría del amor.
Eso  no es la muerte, lo sé, pero cuanto se parece.
Colmada tengo la paciencia, como la espuma de un ebrio mar
como un bastón gastado de pisotear, esa tu calle de hojarascas.
Cansado de ser centinela en tu camino, sin ganas de querer llegar
sin saber que estarás tú enferma de frío
Eso no es la muerte, lo sé, pero cuanto se le parece.
Ahora veo los taxis cargados de prisa hacia ningún lugar
Me siento desigual inventándote, hasta en lo innombrable
he muerto en un mar de sequía
cada ola es un golpe, una hemorragia
pegándole a la insensible necesidad de gastarme el resto
de mis palabras en tu cuerpo.

Yo conté en su boca, todos mis silencios.
Ella, me contó su verdad.
para ganarte, me he perdido, me he vendido.
He sido otro, entre todos, nadie en tu vida -sólo en la mía-
Sé que no es la muerte, lo sé, pero como se le parece.
Si mientras digo y digo crece tu sordera 
incompatible a mi voz

Yo… Es mustio nombrarme
me escribo, me repito, me leo.
Me pronuncio en un abecedario a medias
incompleto de emociones desvalijadas
de tiempos inconexos a tu tiempo.
Es así, como una solemne carta derramada de tinta rompe nuestra historia                                                                                                                                     
¿De qué sirve estar en un verano con tanto invierno?
¿De qué sirve desojar un árbol al fin del otoño?
¿Llamarte luz y buscarte con linternas?
¿De qué sirve, desojar un árbol al fin del otoño?
Llamarte luz y buscarte con linternas.
En esta vida  sólo existen quienes apuestan poco por lo seguro.
Quienes olvida el olor de la traición...                         
Sé que no es la muerte, lo sé, pero como se le parece…


Wilfredo Arriola   verano 2010

lunes, 19 de septiembre de 2011

Palabras


Soledad es la palabra que explica a la noche.
Tango la perfecta ilustración del dolor.
Café como me defines las tristezas.
Recuerdo no me comentes más su ausencia.
Vida ¿Desde cuándo no me justificas sus pasos?
Versos  intrépida insinuación, foto de las horas.
Olvido  presente ingrávido
Futuro Olas arrepentidas
Culpas  perdones imperdonables
Porque cada palabra es una daga con forma de nostalgia.
Saber contarlo resume las prendas que me visten
yo no sé de vos, vos que estas tan lejos
Ahí donde las palabras difieren de significado. La muerte es cuestión de recompensas, cuestión de ajustar cuentas más allá de lo sucedido. Sabemos que existimos, cuando aprendemos a perder. No tener nada nos hace valer más. Sólo para aquellos que tienen en consideración la sensibilidad.


Wilfredo Arriola

domingo, 11 de septiembre de 2011

Apaga la luz






Apaga la luz, no quiero ver
como habita tu recuerdo en la alcoba.
Tiembla mi voz al mencionar toda la frase,
aquella dicha solo con una parte del corazón.
No gastes el impulso de tus palabras, no mermes el dolor.
Tú no me puedes quitar toda esta angustia
no puedes sentir todo el vinagre de mis mejillas
no puedes, no debes.
Entrégate a todos mis fantasmas
ponle una llama a mi almohada,
si te hace bien,
tararea la canción eterna en la hora de la herida
Se bien, que sin ti no vivo, solo existo.
De este lado de la muerte, no todas las cosas se cantan
y hay poco tiempo, para el naufragio
peor si la duda, tu duda, ondea  mi mente de infortunios
que no sepa a disturbio, mis letras por tu vida
que no se entere tu alma, si es que en ella vivo…

Wilfredo Arriola ( un cuaderno aparte) 

martes, 6 de septiembre de 2011

Sabia la Noche




Sabia la noche, supo de mi
Yo el que no tiene nombre
Ella que no tiene patria
Nosotros, los que no tenemos alas
La noche,
la que viste de todos los colores
Y me pega con la luz de su mirada
Sabia la noche,
Ellos a los que siempre rescata
Luto por los que mueren en su tiempo de alba
Vida, para los que en ella oran
Sabia la noche
Calla y calla...
  Wilfredo Arriola