viernes, 2 de noviembre de 2012

Dialogo de la noche




La lastimada noche descansa en el halito de la mirada.
El tiempo dentro de la marea 
es una ola
que canta el sosiego vertiginoso
de la anotomía 
de luz.

Una gaviota en pleno vuelo
deja el rastro 
como un crayón nervioso
en la hoja del niño cargado de ira.

Voy a huir
lo sé por el pulso de mi puño
negado a escribir el verso que titule
el hambriento néctar
de la soledad devorada
en el desván de la ventana.

La tinaja vacía me recuerda
que nada promete más
dentro de una desinflada voz
sedienta de esperanza.

Voy a partir 
y la noche
se reposa en las montañas 
de un país que me niega.


Luciérnaga rota
en un bosque de rostros olvidados.


La cartera olvida mis neceseres
así como también la noche
aprende a amanecer sin mí.

Wilfredo Arriola