Desde hace mucho que ando vistiendo de negro, no sé porque hay una lejanía en este sentimiento, los lazos pésimos se burlan de mi, meciéndose con el viento jugando al compas del etanol que me aguarda sobre la trinchera donde hubieron besos. Besos, la última vez que escuche esta palabra mi consiente disimulo el pozo interno de mis ojos, no quise ahondar en el llanto, ni echarle polvo al olvido. Ando así como medio ausente, como si yo, desde hace mucho deje de existir y simplemente hay un paralelo que juega conmigo a existir, lo hace de manera tétrica burlándose del fastidio de convivir a solas en un cuarto soterrado en la mar, sentado con mis brazos de pilares veo la mística del silencio… Desde hace mucho tiempo he venido jugando al escondite con la parodia del verano, con los boleros que suenan a lo lejos: “No creo que tú te pases las noches que yo paso en vela pensando en tu amor, no creo que tú te mueras de ausencia, te arranques el alma mordiendo el dolor, no creo que tú” ya brinde mucho por eso, y es hora de entregarme al delito del abandono, dicen lejanos-cercanos, que pronto será noche de fiesta, de navidad. ¿Qué hare? no sé…escribir un poco, charlar la misma historia, y contarle al desvelo muchas cosas que no sucedieron este año. Ando como que medio raro…
Wilfredo Arriola
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