viernes, 28 de mayo de 2010
Exilio Nocturno
LLevo a la noche en mi pecho
como las despedidas sonoras de tu manos
llevo cantos derramados
llevo luciernagas apagadas
besos muertos en los caminos desechos
llevo dos días que nunca sucedieron
y una luna tapando un sol.
Si las lagrimas me piden exilio
es por la palidez de mis ojos ante el desconsuelo
Llevo tu consonante adherida
las tumbadas glorias en otros espacios
cansados de mi.
Llevo al que fui, en la maleta estrecha
certificada de desvelo
la crisis pasiva, la subversiva
la eterna palabra disfrazada de horizonte
Llevo deudas sociales
para los que no les asistí
a sus insensatos bosquejos pre- nocivos
Llevo nada de tu cuerpo
ni la sal gastada,
mucho menos el sabor abolido a mis bienes
de la perpetua noche dejare:
deudas, néctares, resacas,
tres pasos para atrás…
te dejare a tí la cosmología del desamor
nada que no sea mío, nada que no viví
Me quitare la alpaca, penare mi huida
le jugare aguantar
la mala mirada a los búhos faltos de alma
ricos en espera
Mi exilio nocturno será
por esa razón de ya no ser
por dimitir de la arcilla de las estrellas
por comulgar la peregrinada alba de luto
por dormir en la acera del desconsuelo
por confesarme ante las sombras del día infinito
por aguantar la imparidad de mi cuerpo y mi ser.
Extraido de Poemario Inedito Exilio Nocturno
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