viernes, 4 de febrero de 2011

Redención



-Sigo quemando las letras de tu nombre
hasta rayarme la pena acribillada del desencanto
empecinado en la mandolina pasajera de tus voces
me quebranto en las lisonjeras cartas
esas recitadas después de muerto
allá donde estés, cerca de mi lejanía
embargado de tristeza
mastico el calendario, los días, las horas
y esa gota de tu tiempo, me gasto recordándola
debo decir que el naufragio
de aquel desamor hizo enfermizos mis poemas
hasta el punto de ahorcarme en cada verso
el presente estancado sin punto fijo
ni me mata, ni me alquila la razón
será por el crudo presagio de dibujarte
en el destierro del sol

y rendirme en la catarata de los abandonados-

Wilfredo Arriola

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