Tu cuerpo en la espera
es una vela que lentamente se acaba.
Todo se consume
y tu fuego quema el vinil de las fotografías.
¿Acaso sentirse así remueve el cianuro de lo que arde?
Despedirse de las alegrías es adelantarle tu regreso.
La mano que te encendió el fuego
dejo una eternidad en tu pañuelo
una sombra de años transcurridos
una luz que te confundió los caminos
dejo la huella más marcada de lo que no existe.
Wilfredo Arriola
2 comentarios:
que ganas tenia de leer de nuevo algo tuyo, y como no, la espera ha merecido la pena...
un saludo amigo
Hasta Madrid, todos mis abrazos y mis gratitudes
Wilfredo Arriola
Publicar un comentario