Gente que ocupa el silencio para mendigar la sabiduría
gente que usa la moda para darle ventaja a lo
trivial
que leen los periódicos en los andenes de una
intelectualidad condenada
que hablan de la justicia con un arma en la mano.
Gente que llevan una lluvia en sus ojos
y por rostro una verdad dañada.
Quizás como tú, quizás como yo
Pendientes del repique de una iglesia que arde con
una fe conmovida
con su ofrenda de esperanza enferma de frío.
Gente que usa los andenes de los parques para
inventarse la vida que les falta
Que se inundan en la mentira, porque sus excusas
nunca se hicieron verdad
que les gusta el sexo, que lo maldicen después
que hablan del dolor como parientes de la ironía
que usan extranjerismos como sinónimos de ambigüedad
que usan sus labios, pero no su voz
que hacen de la crítica la parte más resentida de
sus vidas
que ocultan su dignidad debajo de unos lentes de
sol.
Quizás como tú, quizás como yo.
Que ponen su mano en el pecho y se olvidan del
lecho donde los pario el amor
que van, que vienen
que usan de trinchara la palabra INDIGNACION
gente de
ayer, y quién sabe si de mañana.
Que usan la pobreza para denigrar la honestidad
gente que le dan valor a la soledad por medio de
un móvil
que usan la arroba como apellido
que hablan solo cuando tienen esquinas
que le apuntan a lo tirano, a lo impropio a lo ingrávido.
Gente quizás como tú, quizás como yo.
Que dan conferencias con voces prestadas
que bendicen desde la religión de la soberbia
que se jactan del verbo,
que nunca
olvidan las preseas del pasado
quienes buscan el palco del silencio, cuando de
sus errores se trata.
Que han aprendido a desaparecer
que ponen el titulo de amigos en el último favor
que nada tienen, ni fecha para su muerte.
Gente que están tan cerca de mí, de ti…
Gente que después
de su partida
con justa razón se les ha sabido olvidar…
Wilfredo Arriola
2 comentarios:
Estas palabras son un espejo donde tal vez resulta peligroso reflejarse. Uno nunca quiere ser el monstruo que sabe que es, uno nunca quiere ser las personas que odia, uno nunca quiere ser la sombra que le persigue y sin embargo ahí están las pesadillas...
Carlota siempre oportuna, dándonos tu punto de vista siempre critico, y tu manera de ver las cosas. Gracias por visitar, acá te quedas siempre.
Wilffredo Arriola, siempre cómplices
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