EL TIMÓN ES LA PALABRA (comentario de Bitácora Mauricio Vallejo Márquez)
Explicar un poema es conjurar su secreto, más no en esta ocasión, donde las palabras son el timón que maneja el barco por el extenso mar de la actualidad. La marea ha pronunciado el nombre de Vallejo Márquez, Bitácora lo comprueba. Leer este libro es hacerse parte de la tripulación, es leer los silencios de la marea, los secretos en cada ola, entender sus misterios, estos que muestran la piel de cada historia contada parte por parte.
Cada trozo de este poemario es un día en la embarcación de nuestra vida; donde se dan cita las emociones que nos gobiernan, como por ejemplo: la tristeza, nostalgia, alegría, vértigos, el amor.
El eterno Capitán que sin estar siempre está en las aguas versátiles de la vida. Con una extensa metáfora Vallejo Márquez hace alusión del mapa acumulado en nuestra existencia, ondeándonos por el extenso mar, imaginándonos paisajes mar adentro, huyendo de nuestra propia vida para reencontramos con un tajo del océano, ahí adonde se comparten los latidos, los que solo ocurren navegando dentro de sus líneas para surcar sus emociones, nuestras emociones.
Sentarse frente a las costas es un ejercicio tan pacifico que por momentos hace que olvidemos cualquier momento de desequilibrio en nuestro caminar. Me ha sucedido al leer las líneas del más reciente libro del reconocido escritor Mauricio Vallejo Márquez. Él se ha sumergido mientras lo escribía, y ha sabido en realidad que la poesía es unir dos soledades, él por su lado acucioso de la palabra, y uno de lector por la brisa de sus versos; sus lunas en el horizonte, su mar bravío, su sangre mezclada, los trajes que se prueba por las extensiones de ese eterno mar que a todos nos ha conmovido en más de una ocasión.
Y hablar del mar no es tan fácil como se cree, porque tocar paraísos populares y tan amados por la humanidad resulta abordar una delicada línea de lo conocido, meterse en las intimidades de los lectores, tocar sus zonas blandas, levantar velas y ondear con el viento de su poesía. En mi caso personal las logro agitar, fungió con sus imágenes, recordarme las tantas veces que he pisado el mar, de verlo desde otra perspectiva, de verlo ahora incluso diferente. Los buenos libros son los que nos marcan los lugares amados.
“Sabía que moriría en el mar / rodeado de llanto /sin ningún ser amado en la cercanía”
Así es la poesía, una luz sin sombra que despinta las escenas románticas para convertirlas en algo que late y no deja de ser hermoso. Callar en el mar es cederle las palabras a las olas y que hablen su misterio como ya lo hizo Neruda en su poema “farewell” o José Espronceda en “la canción del pirata”. Tantos que podríamos citar bajo estos menesteres, pero en este caso ha sido el turno del poeta salvadoreño que ha pulso ha traído la constancia de su literatura, con su cronología marítima mostrando las etapas del hombre dentro de su largo poema al mar. Su Capitán, sus días, sus noches de sangre “la lágrima eterna que se quema en el mar” todas sus honduras, su analogía de vida comparada al mar. Basta concluir de la forma más recurrente y sincera: Bitácora encierra otro estilo de vida que sólo la cobra cuando abandonamos la ebullición de la urbe y volver adonde tantos deciden morir… El mar. “mientras lea que me amas en cada ola/ aunque la marea no pronuncie tu nombre…”
“Sabía que moriría en el mar / rodeado de llanto /sin ningún ser amado en la cercanía”
Así es la poesía, una luz sin sombra que despinta las escenas románticas para convertirlas en algo que late y no deja de ser hermoso. Callar en el mar es cederle las palabras a las olas y que hablen su misterio como ya lo hizo Neruda en su poema “farewell” o José Espronceda en “la canción del pirata”. Tantos que podríamos citar bajo estos menesteres, pero en este caso ha sido el turno del poeta salvadoreño que ha pulso ha traído la constancia de su literatura, con su cronología marítima mostrando las etapas del hombre dentro de su largo poema al mar. Su Capitán, sus días, sus noches de sangre “la lágrima eterna que se quema en el mar” todas sus honduras, su analogía de vida comparada al mar. Basta concluir de la forma más recurrente y sincera: Bitácora encierra otro estilo de vida que sólo la cobra cuando abandonamos la ebullición de la urbe y volver adonde tantos deciden morir… El mar. “mientras lea que me amas en cada ola/ aunque la marea no pronuncie tu nombre…”
Wilfredo Arriola
1 comentario:
Tú eres poesía...
Te espero en mi blog...
Un abrazo amigo
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