lunes, 3 de agosto de 2009

Amado sea...


Amado sea tu vientre,
entre la niebla espesa
de mi deseo,
de mi tormento.
Amado sea la huella que me lleva al mapa ajeno
que en mi mente tolero
Amado sea el ápice de tu lengua sobre el
embudo de mi voz
Amado sea la cornea impía que pone en sudor mis ganas
Amada sea la cúpula del fin de tu cuerpo
Amada sea la luna de tu oreja
que escucha lo que quiere escuchar
Amada sea la redoma de tus flores marchitas
Amada y por siempre amada tu cadera que reza mi perdición
Amada sea el sollozo nocturno que sigue inédito
Amada sea tu sien caprichosa alegre de ignorar
Amada sea tu voz de reproche
Amado sea el do-re-mi de mi llanto
Amado sea tu futuro con ausencia de mí
Y quizás de nosotros.
Amado sea…

1 comentario:

Paula Neruda dijo...

Es bellisimo este poema.
Es como un credo del cuerpo, es bello y sutil. Digo un credo del cuerpo porque es lo que lei, aunque sea un credo espiritual.